domingo, 8 de junio de 2014

La batalla contra los sofocos

¿Quién no ha sentido la necesidad de meterse a una ducha fría cuando por alguna razón el cuerpo empieza a alternar su temperatura?


Los calores o sofocos en la Pausa Hormonal (la menopausia) son, tal vez, el síntoma más común  durante esta etapa. La razón de este conocimiento colectivo es atribuido a su espontaneo y sorpresivo modo de aparecer. 
En el momento que el cuerpo empieza a cambiar cada mujer experimenta de diferente manera la aparición del síntoma. Sin embargo, para ninguna de nosotras es erróneo afirmar que es la peor sensación que se puede llegar a sentir. Pues bien, nuevamente, no pretendemos mentirles con relación a este síntoma, es decir, sabemos que los sofocos son casi insoportables, pero la única manera de disminuir su efecto negativo en nosotras es aceptarlos e incorporar algunos hábitos en nuestra rutina.

Primero, ármate de abanicos para la guerra contra el calor: ya que estos son una de las herramientas más útiles para el momento en el que  el clima, la actividad diaria, el estrés, entre otros factores,  se confabulan y crea los, llamados, calores menopaúsicos. Es un elemento que da glamur, confianza, y lo mejor de todo, aire.


Segundo,  no más ropa de la necesaria: para atacar esta sensación de temperatura desordenada hay que ser coherente con el modo en el que nos vestimos. En lo posible, utilizar ropa holgada hecha de materiales naturales como algodón y lino. Tal vez una pasada por el centro comercial no caería mal para lucir con altura una de las etapas más lindas que tiene la mujer.

Tercero, el ejercicio no puede faltar en la mesa de la rutina: pensaran que el ejercicio no es algo que ayude a mejorar los síntomas, esto es un error. El ejercicio sirve en todas las etapas sin importar el género o la edad. A la vez, en la etapa de la Pausa Hormonal (menopausia) los beneficios de una actividad física son ilimitados. No tienen que ser rutinas exageradas e inhumanas, con 30 minutos diarios de cardio es suficiente. 
Cuarto, purifícate con aire: en el momento que te invada la sensación de pérdida de tu temperatura, RESPIRA. Inhala durante cinco segundos y exhala lentamente, en promedio intenta con esta técnica de cuatro a cinco veces. La clave está en no dejar que la desesperación y la premonición de la llegada del sofoco nublen tu equilibrio corporal.